martes, 3 de enero de 2012

Agua...


Sus manos mojadas sujetando mi espalda,
mis piernas elevándose hacía su cintura,
mientras ambos nos miramos con deseo,
y damos rienda suelta a nuestra pasión.

Agua caída del cielo sé testigo de este amor,
cierra mis ojos durante un instante,
e invítame a dejarme llevar por él,
pero sabes que en tu intento de apagar mi fuego,
sus besos lo avivan con fuerza...

Agua que caes como gotas del rocío,
por favor no habrás nunca mis ojos,
y haz de este instante la poesía jamás escrita,
para esconderla tras los muros del silencio;
el silencio que guarda el amor que siento por él.

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