A veces me pregunto cual de los 2 términos se apodera más de nosotros/as, si el miedo que tenemos a perder al ser que tanto queremos o la cobardía que en muchas ocasiones (por decir algo) se apodera de nuestro corazón.
Reconozco que tras dejar el instituto me hice más fuerte de lo que ya era cuando salí de ese "maldito" centro que en ocasiones no hacía más que provocarme algún que otro
quebradeo de cabeza, perdiendo de este modo el poco miedo que tenía a que me pasará algo cuando entre y lo cierto es que a día de hoy me considero una persona demasiado fuerte y sin que nada me pueda sorprender en esta vida lo suficientemente como para hacerme tenerle miedo a algo o a alguien.
Sin embargo, pienso que mucha gente interiormente es demasiado débil y teme perder algo, que le pueda pasar algo grave a uno/a de sus seres queridos o que lo que realmente teman sea nada más y nada menos que perder a ese ser que tanto ama.
También recuerdo como a mis 17 años mi madre tenía mucho miedo a un profesor que tuve, pues éste no paraba de
gritarme a mala leche cuando me quería explicarme algo y lo explicaba tan mal que no había Dios que le entendiese, claro que nada bueno te puedes esperar de semejante individuo cuando un día aparece a clase con un ojo morado y pone como excusa (o eso parecía) que le habían intentado robar cuando se
dirigía al cajero automático a sacar dinero, pero lo cierto es que tenía una pinta de
drogata impresionante y una mala leche que cualquiera le aguantaba.
Pero a mí nunca me asusto del todo y aunque recuerdo que en ese mismo momento lloraba por los gritos que me pegaba, soy consciente de que en el fondo ese tipejo lo único que gano fue aumentar mis ganas por derrotarle y quitarle de mi camino cuanto antes;
así mismo soy consciente de que todos esos gritos me sirvieron de mucho para afrontar con más valentía si cabe duda mi paso por el instituto y para darme cuenta de que si eso mismo me pasará ahora mismo lo denunciaba sin que me temblará la sangre.
A todo esto creo que el miedo en ocasiones se mezcla con la cobardía que tenemos a la hora de hacernos los/as valientes ante muchas situaciones similares a estas que os acabo de describir, pues en el ejemplo del profesor ese
podríamos decir que la cosa no era tan fácil como el ir al juzgado a denunciarle, por la de líos que conllevan estos temas (abogados y tal), por lo que decidí que lo mejor era aguantar los 2 meses de nada que me quedaban por aguantarle y luego ya no le volvería a ver en toda mi vida.
No podemos negar que en los casos en los que por ejemplo un hombre no para de acosar a una mujer por teléfono a base de llamarla cada 2 por 3 o de enviarle e-
mails tampoco es fácil de denunciar, pero reconozco que si me tocase vivir esa situación en propia carne o
viera como acosan a alguna amiga mía iría a denunciar al tipejo con o sin el
consetimiento de mi amiga y no tendría ni el más mínimo miedo a declarar a favor de mi amiga en el caso de que ella se decidiera a poner ella misma la denuncia.
Hace 2 años
apróximadamente me tocó vivir algo
así con una gran amiga (
Taty), puesto que a su
ex novio no se le ocurría otra cosa que encerrarla en una habitación a oscuras y empujarla; ésta gran amiga sufrió lo insufrible, pero hay estaba yo que como siempre que las noto "raras" me
huelo lo peor (a veces pienso mal y acierto) y tras muchas investigaciones a base de preguntarle a la gente en común (a 2 chicos), pues descubrí que el chaval se drogaba, con lo cual no me quedo otra cosa que hacer que la de tener muchísima
paciencia hasta que logré abrirle los ojos a mi amiga para que le dejase y a la vez ella no
cayera en las drogas, que por si fuera poco estaba empezando a
consumir porros a sus 18 años de edad y de esta forma una vez más demostré que no le tenía miedo a nada de lo que pudiera pasar por meterme en parte donde no me llamaban y la verdad es que tampoco me acobardé a la hora de pedirle a la cara al chaval que no la
hiciera daño y también le dije que si lo que quería era hablar conmigo por el
messenger para sacarme información acerca de lo que mi amiga hacía o dejaba de hacer cuando no estaba con él, que ya se podía ir buscando a otra "víctima" que
estuviera dispuesta/o a darle dicha
información, ya que ante nada ella era una gran amiga y como tal yo no la iba a traicionar.
Otro de los supuestos casos (de los muchos que puede haber) en los que la cobardía se puede unir (por decirlo de alguna forma) al miedo es cuando nos enamoramos de alguien y no nos atrevemos a
decírselo a esa persona por miedo a perderla para siempre, pero ante estos casos siempre he pensado que no se pierde nada por intentarlo y que una buena amistad nunca estará nada mal con tal de no perder a ese ser que nos ha robado el corazón cuando menos lo buscamos.
Espero y deseo que mi entrada de hoy este muy bien explicada para que la
podáis entender a la perfección y que mi entrada de hoy os sirva para ser más valientes y que nadie os haga daño.