mi almohada mojada de lágrimas,
mis brazos sin tener a quíen abrazar,
el corazón hecho pedazos,
y mis labios secos.
Ayer se marcho sin decirme adiós,
dejándome su perfume de algodón,
y grabó en mi mente su triste mirada.
Cerró la puerta de la amistad,
y con ello pudo decir adiós al amor.
Me dio un gran tintero para escribir poesías a la soledad,
pero mi pluma se convirtió en cristal y no puedo usarla.
Dejo un gran tesoro, mi amigo el poeta castizo,
y la sonrisa porque sucedió.
Me hizo fuerte como el roble,
y dura como el acero.
Y ahora que no está aquí seguiré luchando por no dejarme manipular,
haré oídos sordos al que dirán,
pero lo más importante es que nunca dejaré de creer en el amor.
3 comentarios:
Me ha entrado mucha tristeza con este post...un beso fuerte.
Por lo menos si realmente es tan complicado su vuelta, quédate con los mejores momentos, quédate con sus últimas palabras y quédate con todo lo bueno que te dio.
Un saludo
Magdalena Barreto: Es normal que te haya entrado tristeza al leerlo, porque es una poesía triste y llena de sentimientos.
teologiadeS: Me quedo con todo lo que me ha dado y con la tranquilidad de que se ha ido por su propio pie.
Miles de besitos a las 2 y cuidaros mucho.
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